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jueves, 2 de abril de 2015

TURISMO INDÍGENA, UNA RESPUESTA INTEGRAL


          Durante más de dos décadas el gobierno mexicano en sus tres niveles ha impulsado la implementación de proyectos turísticos en áreas nativas, sin embargo fue hasta este año que el turismo indígena tuvo presencia en la feria turística más importante de México, el “Tianguis Turístico 2015”. Éste es un logro importante y si se consigue capitalizar el esfuerzo, puede ser el principio del “Turismo Indígena” como uno más de los productos turísticos que fomenta la Secretaría de Turismo (SECTUR) y que promueve el Consejo de Promoción Turística de México (CPTM).

FOTO: Manta & Rebozo

El tomarnos en serio el turismo indígena en México puede ser la solución para tres problemas que hoy nos lastiman como país: La discriminación indígena, la pobreza en comunidades autóctonas y la pérdida del gran bagaje cultural. ¿Si creo que es posible? Sí, estoy segura de que solo es cuestión de estructurar el tema, lo cual tiene un grado de complejidad importante, pero vale la pena el esfuerzo. 

Aziz Abu Sarah es un activista palestino que ha logrado encontrar puntos de encuentro y reconciliaciones entre palestinos y judíos, esto ha sido posible gracias a la interacción en viajes especialmente diseñados para que ambas culturas se conozcan y se entiendan. Esta es su medida para lograr la paz en una región en constante conflicto.

En México la situación no es muy diferente, en lo referente a este tema nuestro principal problema es el nivel obsceno de ignorancia generada por la herencia histórica y la educación recibida, en donde se hace una importante distinción entre la población indígena y la no indígena. Como resultado de esto, las personas indígenas son las principales víctimas de discriminación en el país de acuerdo con el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED). Si entendemos que lo que nos separa es el “desconocimiento”, entonces estaremos de acuerdo en que el turismo es el mejor medio para conocernos, para entender y revalorar nuestras raíces, para dimensionar la cantidad de tesoros culturales que resguardan nuestras comunidades indígenas y sentirnos orgullosos de ellos.

En el documento “Los efectos del turismo sobre la identidad de los mayahablantes en México y Guatemala: posibilidades y riesgos” escrito por Ludmila Damjanova de la Universidad de Economía de Viena, la autora entrevistó a indígenas que tenían injerencia en actividades turísticas y según relata “predomina la visualización del fenómeno turismo como una fuente de bienestar y trabajo”, también señala que los indígenas tienen la impresión de que los turistas valoran su cultura ya que visitan lugares de interés históricos como zonas arqueológicas, compran la artesanía, hacen preguntas relacionadas con sus costumbres y ritos, admiran la vestimenta tradicional, y las lenguas. Estos hechos son interpretados por las comunidades indígenas como indicios de valorización de su cultura por parte de los turistas, lo que aumenta su propia apreciación de su cultura, su lealtad hacia el idioma materno y fortalece su identidad indígena.

Uno de los países que ha desarrollado exitosamente el turismo originario es Australia, en donde incluso cuentan con planes de desarrollo específicos para este tema. El último se llama “Turismo Aborigen, Plan de acción 2013-2016”, y tiene como visión por un lado apoyar el desarrollo del turismo indígena, sus productos, sus prestadores de servicios y sus empresas, y por el otro el generar una mayor comprensión sobre la riqueza cultural e impactar de manera positiva en lo económico y lo social para sus comunidades nativas.

Se ha comprobado que el turismo oriundo es una alternativa viable. De acuerdo con estadísticas de Turismo Indígena en Canadá, solo en Québec, esta industria tiene 816,000 visitantes al año, mantiene 3,500 empleos directos y genera un estimado de $169 MDD. Y de acuerdo con Johnny Edmonds, Secretario Coordinador de la organización Alianza para el Turismo Indígena Internacional, el turismo autóctono es una tendencia de viaje que va en crecimiento.

Pese a los muchos millones que ha invertido el gobierno mexicano en una estrategia de Turismo de Naturaleza, y en donde más del 80% de esos recursos se han implementado en áreas indígenas, al día de hoy los resultados no son halagadores debido a la falta de estructura turística en las áreas autóctonas. Si las autoridades logran implementar un plan de acción exitoso para el desarrollo sustentable del turismo indígena, serán generadores de bienestar económico en las comunidades nativas, responsables de la revalorización de nuestra cultura prehispánica y artífices de cerrar la brecha logrando una sociedad inclusiva.

viernes, 20 de marzo de 2015

PROYECTOS PRODUCTIVOS, UNA SOLUCIÓN SIN ESTRUCTURA

          En las últimas semanas he tenido la oportunidad de convivir con gente que, como yo, trabaja directamente con personas de diferentes grupos indígenas, y todos coincidimos en lo mágico y enriquecedor de esta experiencia. Lo que nos hemos encontrado en estas comunidades es gente que al principio puede parecer huraña, temerosa y con resentimiento social, sin embargo, una vez cruzada la línea de la confianza es evidente que es gente buena, noble, con expectativas de vida y con disposición para trabajar. Y es justo este uno de los principales problemas que enfrentan:  la posibilidad de encontrar trabajos dignos.




La lejanía de las comunidades indígenas con los centros económicos locales y el bajo nivel de escolaridad son algunas de las principales limitantes con las que se topan al momento de buscar empleo. De acuerdo con datos de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), del total de la población indígena económicamente activa, el 70.1% de los hombres se encuentran ocupados, mientras que en el caso de las mujeres aplica solamente para el 21.7%. El mismo estudio señala que las actividades económicas en las que se desenvuelven son como empleados, jornaleros, peones (como el triste caso de los indígenas Tarahumaras de Baja California) o comerciantes, y estadísticamente con sueldos más bajos que personas catalogadas como “no indígenas”. Esto no hace más que abonar a la situación de pobreza que presentan estos grupos.

Me ha tocado ver como están acostumbrados al sistema paternalista que desde siempre les ha ofrecido el gobierno. ¿Qué si estoy de acuerdo con esto? No. Pero lo cierto es que no les hemos ofrecido ningún otro sistema que les funcione y hoy son pocas las opciones económicas con las que cuentan.

De acuerdo con datos del  “Programa Especial de los Pueblos Indígenas 2014-2018” que publica el Diario Oficial de la Federación el 30 de Abril del 2014, el reto más importante en lo referente al Desarrollo Económico, es el desarrollo de opciones productivas que se traduzcan en el incremento y permanencia de las fuentes de ingreso de la población indígena garantizando la autosuficiencia económica. Sin embargo el mismo documento señala que tan solo el 7% de los programas sociales vigentes se orientan a actividades productivas, lo cual suma muy poco a la causa.

Por otro lado, entre algunos de los problemas para la implementación de proyectos productivos exitosos se encuentra: La falta de conocimiento de los grupos con mayores niveles de marginación para acceder a este tipo de apoyos, las dificultades crecientes para el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, la carencia de recursos y capacidades para insertarse en mayores escalas de producción y el limitado acceso al financiamiento, la ausencia de tecnologías y una pobre organización para la producción y comercialización. Estas dificultades forman parte de un círculo vicioso difícil de romper. Tan solo en temas turísticos, en la década del 2000 al 2010 se realizó una inversión superior a los $25mil MDP en proyectos productivos indígenas, de los cuales  solo el 4% resultaron ser proyectos con operación sostenible.

Sin duda la implementación de proyectos productivos sí es una solución viable para la generación de mayores ingresos en comunidades indígenas pero no es una tarea que el gobierno sólo pueda estructurar.


Para lograr proyectos productivos exitosos es necesaria la colaboración de cuatro frentes: En primer lugar el gobierno en sus tres niveles activando causas sociales. En segundo lugar la iniciativa privada sumando a los programas estructura y estrategias empresariales funcionales. Tercero las casas de estudio que aporten el valor del conocimiento y la evaluación del progreso en las diferentes implementaciones. Y por último una organización encargada de coordinar todos los esfuerzos hacia la causa en común. Esta puede ser una solución integral que trace nuevos matices en la realidad de las comunidades indígenas en México.

miércoles, 4 de febrero de 2015

IDENTIAD INDÍGENA Lo que han perdido, lo que estamos olvidando

   Me llama mucho la atención el ver, sentir y leer lo desconectados que estamos de nuestros pueblos de origen. 




   Hace algún tiempo publicamos en el Facebook de TesorosIndígenas un post en el que se leía sobre las lenguas indígenas en peligro de extinción (tema de gran relevancia al que haré referencia en otro momento) y Lucía respondió lo siguiente: “Los primeros en avergonzarse son los propios indígenas! A los jóvenes no les gusta hablar su lengua, pues como no se va a perder!”.

   Estoy segura que así como Lucía, hay muchos mexicanos que piensan lo mismo, y no tendría por que ser diferente. ¿En un país en donde a los temas indígenas se les da tan poca importancia, porque habríamos de saber de nuestras comunidades nativas?

   En la escuela básica se nos habló muy por encima sobre este tema, si acaso se nos habrá explicado sobre la distribución geográfica de las diferentes etnias, sus principales características, sus principales deidades y sus principales centros ceremoniales. Sin embargo el conocer lo “principal” de cada tema nos deja ignorantes al resto del mismo. Y por último en lo que a la educación respecta, hasta donde yo recuerdo, se nos enseñaba como si el tema indígena fuera algo exclusivo del pasado.

   Tomando en cuenta la educación que recibimos en este tema y por otro lado, ver que los jóvenes indígenas están más interesados en aprender español e inglés antes que su propia lengua, es fácil llegar a la conclusión de Lucía. Y no solo llegar a ella, si no que expresarla con cierto enojo y obviedad a la vez.

   Lo que no conocemos son los pocos incentivos que tienen estos jóvenes para estar orgullosos de ser indígenas e interesados en aprender la lengua de su pueblo y conservar sus costumbres.

   De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), de las casi 16 millones de personas indígenas en México, el 72% vive en situación de pobreza, de los cuales el 45.4% corresponde a indígenas en pobreza moderada y el 26.6% restante a indígenas en situación de pobreza extrema. Estos datos difieren mucho con la estadística de la población no indígena en donde el 35% corresponde a pobreza moderada y el 7% a pobreza extrema. Parte de las conclusiones que presenta el estudio realizado en el año 2014 dice: "La población con algún rasgo de pertenencia étnica se encuentra en mayor precariedad que las personas que no lo presentan. Entre más 'estructural' (arraigado) sea el rasgo que da la pertenencia étnica, mayor es la pobreza".

   En cuanto a nutrición, el estudio señala que las carencias en el acceso a la alimentación para las personas indígenas son del doble (40%) que para las personas no indígenas (20%).
En el caso de acceso a la vivienda, la población en general con problemas para conseguir espacios es poco mayor al 10%. Mientras que el 40% de la población indígena enfrenta esta realidad.

   En educación, el rezago educativo de la población en general es del 20% mientras que para la población indígena es casi del 50%.

   En temas como justicia y discriminación las cifras son apabullantes y por demás tristes.

 Seguramente si Lucía y muchos otros mexicanos conocieran esta información, entenderían que las comunidades indígenas de México enfrentan un problema de sobrevivencia, en donde la conservación de la cultura está pasando a segundo plano.

   Existen marcadas diferencias entre lo que el CONEVAL llama “población en general” y “población indígena”. Hoy, haciendo uso de la información y las herramientas que hay, tenemos la oportunidad de equilibrar la brecha antes de que nuestra riqueza cultural sea solo teoría.


  ¿Posibles soluciones? Reconozcámonos como parte de este México multicultural y hablemos de él con orgullo a nuestros niños y jóvenes que cada vez lo conocen menos. Aprendamos más de los artesanos, de las costumbres, de las lenguas… valoremos nuestras culturas. Consumamos productos indígenas a precios justos, pues su tiempo y su trabajo también es importante. Concedamos a las comunidades indígenas el título de guardianes de parte de nuestra historia.